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jueves, 6 de noviembre de 2008

Horacio Ferrer llega a España con el legado de Astor Piazzolla

Horacio Ferrer llega a España con el legado de Astor Piazzolla
Espectáculo. Junto con artistas peninsulares se presenta hoy en Madrid


AGENCIAS Y EL PAÍS

Horacio Arturo Ferrer se encuentra en Madrid para actuar en un homenaje a Astor Piazzolla en el que compartirá escena con Versus Ensemble y el cantautor Enrique Moratalla.

La presencia del letrista y poeta uruguayo no ha pasado desapercibida. Diarios de la importancia de El País de Madrid le han dedicado extensas notas a la presentación, donde recuerdan la relación del letrista con el bandoneonista y compositor argentino. Ferrer, junto al grupo español Versus Ensemble y al cantautor Enrique Moratalla, ofrecerá esta noche en Madrid un recital de la obra que escribió e interpretó con el fallecido maestro.

La actuación en el Círculo de Bellas Artes madrileño aprovecha el paso de Ferrer por España para presentar el disco que ha nacido de la colaboración con los artistas peninsulares en lo que se anticipa como una "relectura de Piazzolla".






Ferrer (1933) fue buen amigo del bandoneonista argentino, al que define como "un hombre eufórico, con una capacidad de trabajo extraordinaria, que supo desde su adolescencia su predestinación para hacer una gran obra de la música". Escribió 3.500 obras, a lo largo de su vida.

Conoció a Astor Piazzolla en Montevideo: en su última actuación en un gran café, él se le acercó y con su típica forma de hablar le manifestó su admiración, algo que conmovió a Piazzolla, acostumbrado como ya estaba a ser constante objeto de crítica. Fue el comienzo de una gran amistad que luego daría frutos más que abundantes con el paso del tiempo. Según el propio poeta confiesa en El País de Madrid, pese a que se conocían desde hacía bastante tiempo, el músico no supo que él escribía poesía, sino hasta 1967, en que comenzó a publicar sus trabajos.

Al leer aquellos versos le dijo "La poesía que escribes es lo que yo hago en la música. Desde ahora, tienes que escribir conmigo." De allí nació la que fuera, quizás, la obra más ambiciosa de tango en su momento: María de Buenos Aires (1968), una "operita", como la definieron sus creadores, al descubrir que reunía muchos estilos o ninguno en concreto.

¿Una cantata, un oratorio, una ópera, un musical...?", se preguntaron. "Y le pusimos `operita` por `obrita`, el calificativo parece haber sido de buen agüero porque pese a los pronósticos de fracaso, se mantuvo mucho en cartel.

El publicó se resistió de entrada a las atrevidas o innovadoras letras de Horacio Ferrer, que fueron justamente, el motivo por el cual Piazzolla lo eligió a él pudiendo haber colaborado con grandes poetas (de hecho con Jorge Luis Borges había realizado El tango, El hombre de la esquina rosada y Oda íntima a Buenos Aires).

Sea como fuere, su "operita" alcanzó las 120 funciones y precedió el éxito de Chiquilín de Bachín (1968) y Balada por un loco, cuando uno ponía la música y el otro la letra trabajando al unísono. Sobre Chiquilín... cuenta Ferrer que mientras finalizaban las representaciones de María de Buenos Aires, Piazzolla le dijo: "hemos escrito una ópera y no hemos hecho ninguna canción juntos" y le enseñó una partitura. El poeta uruguayo se inspiró en los niños que vendían flores y golosinas en la calle y que ellos veían de madrugada, en los restaurantes en que cenaban. Así nació el conmovedor título que se convirtió en todo un clásico.

Este tipo de evocaciones ha rodeado a la presentación del poeta junto a los músicos hispanos y de alguna manera forman parte del tributo al gran Piazzolla.

El show que ofrecerán esta noche sirve para presentar el disco que acaba de editarse en la madre patria y que recoge los recitados de Chiquilín de Bachín, Balada para un loco, y de María de Buenos Aires, Milonga Carrieguera, Yo soy María y Milonga de la Anunciación, piezas que han hecho historia dentro del tango y sus cercanías.

Cómo la locura se cristalizó
"En Balada para un loco llevé la idea de ese personaje y le gustó muchísimo a Piazzolla. Lo presentamos en un boliche y no tuvo ningún éxito", recuerda Ferrer. El bandoneonista no quería presentarla más, y el poeta replicó: "No, estás equivocado, el problema es que no tiene final". Y le hicieron un final "especie de vals francés" y desde el día de su estreno quedó claro que había nacido una de las canciones rioplatenses más populares.


El País Digital

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